Hace un tiempo vi una nota
periodística en la cuál el entrevistado daba cuenta de la creciente ola de
desempleo y su vinculación al avance de las nuevas tecnologías. Dichas
declaraciones me dejaron pensativo y decidí tomarme el tiempo y trabajo de leer
e interiorizarme en la problemática antes de dar una opinión para que la misma
sea informada.
Como punto de partida debo decir
que no estoy de acuerdo con dichas declaraciones con fundamentos de distinta
índole. En un trabajo durante una maestría debíamos contestar una simple
pregunta respecto a la Revolución Industrial 4.0: ¿Destrucción o nacimiento de
la fuerza laboral?. Parece ser una pregunta del tipo si o no, pero su respuesta
es mucho más compleja que eso.
La humanidad a lo largo de su
historia ha sufrido los cambios producto de la evolución propia del ser humano.
Señalaba Charles Darwin que una de las características esenciales del hombre es
su capacidad de adaptarse al entorno que lo rodea como lo hacen los animales.
Es parte de su genética. La evolución es el proceso por el que una especie
cambia con el paso de las generaciones. Dado que se lleva a cabo de manera muy
lenta han de sucederse muchas generaciones antes de que empiece a hacerse
evidente alguna variación.
Ya específicamente en el ámbito
laboral también se ha evolucionado. Históricamente se han dado cuatro procesos
importantes que han transformado la forma del trabajo: el primero, entre 1760 y
1830 cuando se pasó de la producción manual a la mecanizada; el segundo, a
mediados del siglo XIX, cuando se introdujo al proceso de producción la
electricidad que permitió que se realice en masa y en menor tiempo; el tercero,
a mediados del siglo XX con la electrónica y las tecnologías de la información
y las telecomunicaciones. Desde nuestra perspectiva parece que allí culminó el
proceso de evolución del trabajo, pero lo cierto es que desde hace un par de años
que nos encontramos transitando un proceso de automatización total de la
manufactura, el cuál sería el cuarto proceso o cuarta revolución.
Las modificaciones que surgen en
el trabajo por la aplicación de las nuevas tecnologías han generado la
destrucción de puestos de trabajo y la creación de otros que antes no existían.
No por la ineficacia o falta de aptitud de los trabajadores, sino por la
reducción en los costos de producción y la mejora constante. Una maquina que
trabaja por diez hombres y cincuenta veces más rápido, es un beneficio para el
empresario. El problema no es el reemplazo, sino la forma, ya que cuando se
destruye un puesto de trabajo que no es necesario y se reemplaza a un trabajador
por una máquina, necesariamente se crea otro que necesita de ese trabajador.
Si traer maquinaria para
reemplazar a los trabajadores genera automáticamente la pérdida de trabajo de
mil hombres, no se han hecho las cosas correctamente. La tecnología siempre
está al servicio del hombre y no al revés. La nueva revolución industrial no
necesariamente viene a generar despidos sino a mejorar la producción. Lo que es
necesario es asegurar la fuente de trabajo en otras áreas o para otras tareas
para aquellos que son reemplazados por la maquinaria nueva. Considero que el
empleador en vez de despedir, debe incentivar y capacitar a los trabajadores
con anterioridad al reemplazo para las nuevas tareas que van a surgir (ej. Mantenimiento de maquinaria nueva). Es lo que
se denomina “reciclaje profesional”. Se necesitaría, no sólo la voluntad del
empleador y el trabajador, sino también políticas de protección laboral por
parte del Estado.
No está demás recordar que la ley
exige un procedimiento especial denominado Procedimiento Preventivo de Crisis
de Empresa que tramita ante el Ministerio de Trabajo, previo a la suspensión o
despido por razones de fuerza mayor, causas económicas o tecnológicas, siempre
y cuando los afectados por la medida superen el 15% de los trabajadores de una
empresa de menos de 400 empleados; o el 10% en empresas de 400 a 1000
empleados; o el 5% en empresas de mas de 1000 trabajadores. En razón de ello,
un despido masivo por avance de la tecnología no es tan fácil como se piensa.
Hoy en día existen carreras
universitarias o cursos de salida laboral rápida que hasta hace un par de años
atrás no existían. Todo ello derivado del avance de la tecnología en los
distintos rubros. Si tomamos como ejemplo, hoy en día, una carrera como
Ingeniería en Informática o en Sistemas, no nos suena extraño ya que lo hemos
incorporado a nuestra normalidad. Pero medio siglo atrás recién se estaban
creando las primeras computadoras y nadie se hubiese imaginado que sería
necesario contar con ingenieros especializados, algo a lo que nos hemos
adaptado muy bien. Como dije anteriormente, las personas van evolucionando
también. Hoy en día, un menor de edad, de la denominada Generación Z, maneja a la perfección la computadora,
smartphones, tablets y todo tipo de tecnología de hogar. Están más propensos a
especializarse en tareas que aún no existen. Al menos les será más sencillo
poder adaptarse a la nueva realidad laboral que les toque vivir.
En esta línea, en una columna
sobre la cuarta revolución para el diario británico The Guardian, de agosto de
2012, el CEO de Greenpeace Australia/Pacífico, David Ritter, dijo que “El futuro del empleo estará hecho de
trabajos que no existen, en industrias que usan tecnologías nuevas, en
condiciones planetarias que ningún ser humano jamás ha experimentado".
La clave de todo está en no
quedarse quieto, en generar esa inquietud en el trabajador. Que busque
especializarse, mejorar, adaptarse, para que ante una eventual modificación en
la realidad laboral tenga la aptitud y capacidad suficiente para continuar
desarrollando tareas y no perder su fuente de trabajo.
Me quedó marcada una historia que
contó un colega de un empleado que le tocó despedir por no adaptarse a los
avances tecnológicos y que terminó siendo proveedor de la misma empresa que lo
despidió luego de capacitarse. Es a eso exactamente a lo que hay que tender, a
que sepan que se pueden adaptar a la realidad. Que si no es el mismo trabajo,
seguro hay otra cosa mejor que les espera, pero que para ello no deben quedarse
quietos, porque la tecnología avanza, por ende nosotros también debemos
seguirle el paso para no caer en el olvido laboral. Sostener que por el avance
de la tecnología se genera un aumento del desempleo equivale a sostener que los
seres humanos no evolucionamos.
Comentarios
Publicar un comentario