El año que ha transcurrido ha sido bueno para unos y malo para otros, como
siempre ha sucedido, pero corresponde hacer un balance general de los derechos
de los trabajadores y como debemos encarar el nuevo año laboral.
Si bien hubo idas y vueltas con los proyectos de reforma, y no es nuestra
intención profundizar sobre el tema, hay una idea general que apoyo y que el
lector sabe que vengo apoyando: el respeto y cumplimiento de los derechos de
los trabajadores. Me ha tocado discutir con colegas laboralistas el proyecto de
reforma, que a criterio personal considero que tiene más grises que el blanco
que propone. Pero mucho depende del lugar en que se lo mire. Si consideramos que
el propósito general de la Ley de Contrato de Trabajo es regular los derechos
de los trabajadores y empleadores y que los mismos se respeten y se cumplan,
debemos considerar que la opción es buena y justa. Ahora bien, si la opción es
un sacrificio innecesario de una de las partes en beneficio de la otra, esa
elección no será buena ni mucho menos justa. Y es ello justamente a lo que
tenemos que tender, a la justicia.
En una de las tantas acaloradas discusiones con colegas, surgió la crítica y
el temor de que, si al trabajador se le regulariza su situación laboral, o como
comúnmente decimos, se lo blanquea, y se comienzan a respetar y cumplir sus
derechos, nosotros nos quedamos sin trabajo. Considerar que uno pierde si ganan
los trabajadores o viceversa me lleva a recordar la célebre frase utilizada en
la industria farmacéutica que dice “un
paciente curado es un cliente perdido”, a modo de justificar el porque, quizás,
a pesar de tener la cura para una enfermedad, se especula con las ganancias
económicas personales. A raíz de ello es que se ha hablado de la “industria del
juicio” en el ámbito del derecho del trabajo.
Muchas veces, los abogados se olvidan que el ejercicio de la profesión es
un servicio más que un trabajo. Si no nos ponemos al servicio de aquellos que
tienen problemas, se viviría en una permanente injusticia; he allí la razón de
ser de la profesión y es por ello que existimos: para lograr un equilibrio en
la balanza. Ello no implica que el servicio será gratuito como se ha propuesto
legislativamente en una oportunidad, pero si implica que la balanza no se tiene
que volcar a favor ni en contra injustificadamente, sino la injusticia se traslada
a la parte contraria. Todo en la vida tiene que tener un equilibrio, y es allí hacia
donde debemos marcar el rumbo, tanto los abogados como los trabajadores y
empleadores. Porque todos tenemos derechos y obligaciones y se deben cumplir
para todos por igual. A modo de ejemplo podemos decir que pretender que un
trabajador labore más horas por menos dinero, es igual de desequilibrado e injusto
que pretender que trabaje menos horas por más dinero.
Los reclamos laborales no se justifican si se pide mucho y se entrega poco.
Siempre un buen arreglo, tanto en los negocios como en la vida, son aquellos en
el que todos ganan. Y son los más justos.
En el año que se va hubo de ambos, reclamos justos e injustos. Siempre los
hubo y siempre los habrá. Es imposible conformar a todos por igual. Tampoco se
puede pretender cambiar de un día para otro y de forma drástica una situación
que viene germinando durante años. Los argentinos nos caracterizamos por tener
poca paciencia, por querer todo ya. Es por ello que debemos aprender a ir de a
poco, paso a paso, reclamar lo justo, lo necesario, ya que muchas veces en el
afán de reclamar todo ya nos quedamos sin nada. Una guerra son pequeñas
batallas, y son éstas últimas en las que se tiene que vencer si se quiere ganar
la guerra. En igual sentido se deben plantear los reclamos, de a poco, de a
uno, porque si, por ejemplo, reclamamos, mayores sueldos, menor carga horaria,
más beneficios, etc., todo ello en un solo reclamo, lo más probable es que se
rechace todo sin siquiera atender al que más posibilidades tiene de prosperar. Quizás
hoy es el momento de uno, y mañana el del otro. Benjamin Franklin decía que “El que puede tener paciencia puede tener lo
que quiera”, es por eso que si queremos lograr que el año que viene sea un
año en el cuál se logren cosas importantes en materia laboral, debemos
practicar la paciencia como una virtud, aunque nos lleve tiempo.
De corazón se les desea a todos una muy feliz navidad y un próspero año
nuevo, en donde sus proyectos y anhelos se puedan cumplir, sin bajar los brazos
en la lucha por el derecho, estando firmes y alertas al momento oportuno de
actuar.
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